Por: Andrés J. Vivas Segura
ajvivass@yahoo.com
8 de marzo de 2011
En 1879 nace Guillermo Diomedes Gómez Guzmán en la población de Almaguer (Cauca), en el macizo colombiano, en el seno de una tradicional familia de la región; algunos años más tarde fue enviado al Colegio Seminario de Popayán para completar sus estudios y proseguir la carrera eclesiástica. En 1904 es ordenado sacerdote en la Congregación de la Misión, y es enviado a ejercer su ministerio en las vecinas poblaciones de El Rosal, la Cruz, y en su pueblo natal. Hacia 1910 regresa a Popayán como profesor del Seminario, en un momento en que la política departamental decaía como consecuencia de la guerra de los Mil Días, y la fragmentación del departamento en varias entidades territoriales autónomas como, con la consiguiente pérdida de hegemonía de las élites payanesas en el ámbito geográfico regional del extinto Cauca Grande. Luego pasó como profesor de la Universidad del Cauca en materias de ciencias exactas y naturales.
De su paso por las aulas, el padre Gómez dejó como vestigios una colección de cuadernos manuscritos donde recopiló anotaciones para dictar sus cátedras, y comprenden áreas como la botánica –en que fue más extenso-, zoología, anatomía, evolución, astronomía, etología, psicología, derecho canónico, entre otros, además de una amplia obra genealógica, que ocuparía sus últimos años. Gómez fue profesor hasta 1942, cuando fue relevado del cargo ante las nuevas corrientes pedagógicas y la modernización del aparato educativo nacional y regional. Sus íconos botánicos comprenden una colección de sesenta ilustraciones botánicas, en lápiz y acuarela, sobre las especies de plantas -naturales y cultivadas- de Popayán y municipios aledaños, en un gran proyecto de botánica económica denominado por el padre Gómez como Flora Caucana, en cuyo marco elaboró las que quizás sean los primeros inventarios botánicos de la región.
Uno de sus manuscritos lleva el título de Geología en el que buscó -como exponente del tradicionalismo caucano- la armonización entre ciencia y religión como formas de conocimiento no contrapuestas, en el marco del neotomismo católico, que pretendía demostrar –como señala Óscar Saldarriaga- el carácter religioso de la ciencia, tanto como el carácter científico de la religión, como una de las formas en que la Iglesia se actualizó epistemológicamente en las ciencias positivas y experimentales. Según su amigo, el geólogo Enrique Hubach, el cuaderno del padre Gómez sobre geología “ha de servir de base en la composición de un texto para la enseñanza de eta asignatura en armonía con la religión”, pues “viene a hacer de la geología un respaldo firme de la religión y de la conservación de la moral y la felicidad terrena” (Arboleda 1951: 47).
De este manuscrito se destaca su hipótesis para explicar los levantamientos, en que Gómez explica una propuesta sobre la formación del relieve y las diferencias entre el nivel de la tierra en relación con el océano; el proceso del origen de la vida o biogénesis, y temas como estratigrafía y tectónica, para explicar la formación de la corteza terrestre en concordancia con la Biblia. También dedicó otro de sus manuscritos a la Sismología y Vulcanología, donde trató sobre la hipótesis del fuego central y la composición interna de la tierra. Estos cuadernos nos permiten conocer las formas de apropiación del conocimiento científico de la naturaleza en la primera mitad del siglo XX, en las instituciones educativas más prestigiosas del Cauca en Popayán: el colegio Seminario y la Universidad del Cauca. Estas ideas eran reforzadas por un fuerte determinismo geográfico, racial y fenotípico, común en los círculos académicos tradicionales, que permitía relacionar directamente el lugar donde una persona nacía o vivía, su condición racial o su apariencia física, con sus cualidades mentales y morales, como criterio de aceptación o exclusión para mantener el orden social.
El padre Gómez murió el 3 de febrero de 1946 después de 32 años dedicados a las actividades académicas; sin embargo, el día de hoy es casi un desconocido para las nuevas generaciones de colombianos, al igual que sus manuscritos originales, los cuales fueron conservados –con mucho celo- durante más de sesenta años, en un archivo privado de tipo familiar. Algunos de estos manuscritos fueron utilizados por el investigador Andrés J. Vivas en su tesis de maestría en Historia, en la Pontificia Universidad Javeriana, sobre la educación científica en el Cauca; actualmente este material está siendo trabajado en el marco más amplio de la historia intelectual de Popayán y el departamento del Cauca.
Fuentes:
Arboleda Llorente, José María. El Padre Gómez (Popayán: Editorial Universidad del Cauca, 1951).
Gómez Guzmán, Guillermo Diomedes. Lecciones de Geología Nº 2, sin fecha.
Gómez Guzmán, Guillermo Diomedes. Sismología y Volcanología Nº 22, sin fecha. Dadas las citas consignadas en el documento, éste debió ser escrito con posterioridad a 1939.
Saldarriaga, Óscar. “Miguel Antonio Caro: La modernidad del tradicionalismo. Episteme y epistemología en Colombia, siglo XIX”; en: Algunas facetas del pensamiento de Miguel Antonio Caro (Bogotá: Editorial Javeriana, 2008).
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[…] (1879-1946), a quien ya me he referido en otras entradas (65 aniversario de su fallecimiento; y Un tratado de geología). El plegable contiene una breve semblanza de Monseñor Gómez en su vida académica y […]